Lidia y su hermano se han quedado solos. Su madre ha tenido que salir un momento a comprar y les advierte que no entren en el cuarto de estar, donde está todo arreglado para una visita. Sin embargo, al cabo del tiempo las prohibiciones de la madre parecen diluirse, y los niños entran decididos a ver la apetecible merienda. Una divertida historieta en la que se muestra la importancia de la obediencia y la colaboración doméstica.