Rodin, un escultor único, creó su propia escuela con una estética extraordinariamente original, moderna e innovadora que abrió nuevas posibilidades a los escultores del siglo XX. En sus obras se refleja la pasión y su lucha interior, el ansia de amor y la sensualidad así como la espiritualidad de lo eterno que hoy en día sigue transmitiendo toda su fuerza a las generaciones futuras.