La adinerada tía de una muchacha, Elsa, fallece en una sesión de espiritismo, y la chica ruega a Sherlock Holmes que investigue lo que ella considera un asesinato. Holmes recurre a sus ayudantes, los Irregulares de Baker Street, doce chicos de la calle, de edades comprendidas entre siete y doce años. La acción se desarrolla en el Londres victoriano, principalmente en la mansión gótica del médium, llena de pasadizos secretos.